viernes, 19 de febrero de 2010

SIGNIFICADO DEL PADRE NUESTRO



 ¡Padre Nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre!
Creemos en vos, Señor, porque todo revela vuestro poder y
vuestra bondad. La armonía del Universo atestigua una sabiduría,
una prudencia y una previsión tales, que superan todas las facultades
humanas; el nombre de un ser soberanamente grande y sabio está
inscripto en todas las obras de la Creación, desde la hoja de la
yerba y el insecto más pequeño, hasta los astros que se mueven en
el espacio; en todas partes vemos la prueba de una solicitud
paternal; por eso, ciego es el que no os reconoce en vuestras obras,
orgulloso el que no os glorifica e ingrato el que no os da las gracias.
 ¡Venga tu reino!
Señor, disteis a los hombres leyes llenas de sabiduría, que
harían su felicidad si las observasen. Con esas leyes, harían reinar
entre ellos la paz y la justicia; se ayudarían mutuamente en vez de
perjudicarse como lo hacen, el fuerte sostendría al débil y no lo
abatiría, evitando los males que engendran los abusos y los excesos
de todas clases. Todas las miserias de este mundo vienen de la
violación de vuestras leyes, porque no hay una sola infracción que
no tenga fatales consecuencias.
Disteis al animal el instinto que le traza el límite de lo
necesario y él maquinalmente se conforma con eso; pero al
hombre además de su instinto, le disteis la inteligencia y la razón;
le disteis también la libertad de observar o infringir aquellas de
vuestras leyes que le conciernen personalmente, es decir, de
escoger entre el bien y el mal, a fin de que tenga el mérito y la
responsabilidad de sus acciones.
Nadie puede poner como pretexto la ignorancia de vuestras
leyes, porque en vuestra previsión paternal, quisisteis que estuviesen
grabadas en la conciencia de cada uno, sin distinción de cultos ni
de naciones; los que las violan es porque os desconocen.
Vendrá un día, según vuestra promesa, en que todos las
practicarán; entonces la incredulidad habrá desaparecido; todos
os reconocerán como Soberano Señor de todas las cosas y el reino
de vuestras leyes será vuestro reino en la Tierra.
Dignaos, Señor, apresurar su advenimiento, dando a los
hombres la luz necesaria para conducirlos al camino de la verdad.
 ¡Hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo-Si la sumisión es un deber del hijo para con su padre y del
inferior para con su superior ¡cuánto mayor no debe ser la de la
criatura con su Creador! Hacer vuestra voluntad, Señor, es observar
vuestras leyes y someterse sin murmurar a vuestros divinos decretos;
el hombre se someterá a ellos, cuando comprenda que sois la fuente
de toda sabiduría y que sin vos nada puede; entonces, hará vuestra
voluntad en la Tierra, como los elegidos en el Cielo.
. El pan nuestro de cada día, dádnosle hoy.
Dadnos el alimento para conservar las fuerzas del cuerpo;
dadnos también el alimento espiritual para el desarrollo de nuestro
Espíritu.
El animal encuentra su alimento, pero el hombre lo debe a
su propia actividad y a los recursos de su inteligencia, porque vos
le habéis creado libre.
Vos le dijisteis: “Extraerás tu alimento de la tierra con el
sudor de tu frente”; por eso habéis hecho una obligación del trabajo
a fin de que ejercitara su inteligencia buscando los medios de
proveer a su necesidad y a su bienestar; unos por el trabajo material,
otros por el trabajo intelectual; sin trabajo quedaría estacionado y
no podría aspirar a la felicidad de los Espíritus superiores.
Secundáis al hombre de buena voluntad que confía en vos
para lo necesario, pero no aquel que se complace en la ociosidad y
que le gustaría obtenerlo todo sin trabajo, ni aquel otro que busca
lo superfluo.
¡Cuántos son los que sucumben por sus propias faltas, por
su incuria, por su imprevisión o por su ambición y por no haber
querido contentarse con lo que les disteis! Estos son los artífices
de su propio infortunio y no tienen derecho de quejarse, porque
son castigados en aquello en que han pecado. Pero ni aun a esos
abandonáis porque sois infinitamente misericordioso; vos le tendéis
mano segura desde que, como el hijo pródigo, regresen
sinceramente a vos.
Antes de quejarnos de nuestra suerte, preguntémonos si
ella no es obra nuestra; a cada desgracia que nos llegue,
preguntémonos si no dependió de nosotros evitarla; pero digamos
también que Dios nos dio la inteligencia para sacarnos del
lodazal y que depende de nosotros hacer uso de ella.
Puesto que la ley del trabajo es la condición del hombre en la
Tierra, dadnos ánimo y fuerza para cumplirla; dadnos también
prudencia, previsión y moderación, con el fin de no perderle el fruto.
Dadnos, pues, Señor, nuestro pan de cada día, es decir, los
medios de adquirir con el trabajo las cosas necesarias a la vida,
porque nadie tiene el derecho de reclamar lo superfluo.
Si nos es imposible trabajar, confiamos en vuestra Divina
Providencia.
Si está en vuestros designios el probarnos por las más duras
privaciones, a pesar de nuestros esfuerzos, nosotros las aceptaremos
como una justa expiación de las faltas que hayamos cometido en
esta vida o en una vida precedente, porque sois justo; sabemos que
no hay penas inmerecidas y que jamás castigáis sin causa.
Preservadnos, ¡oh Dios mío!, de concebir la envidia contra
los que poseen lo que nosotros no tenemos, ni siquiera contra
aquellos que tienen lo superfluo, cuando a nosotros nos hace falta
lo necesario. Perdonadles si olvidan la ley de caridad y de amor al
prójimo, que les enseñasteis.
Apartad también de nuestro espíritu el pensamiento de negar
vuestra justicia, viendo la prosperidad del malo y la desgracia que
oprime a veces al hombre de bien. Gracias a las nuevas luces que
habéis tenido a bien darnos, sabemos ahora que vuestra justicia se
cumple siempre y no falta a nadie; que la prosperidad material del
malo es efímera como su existencia corporal y que tendrá terribles
contratiempos, mientras que la alegría reservada al que sufre con
resignación será eterna.  Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores. Perdona nuestras ofensas, así como nosotros
perdonamos, a nuestros ofensores.
Cada una de nuestras infracciones a vuestras leyes, Señor,
es una ofensa hacia vos y una deuda contraída que tarde o temprano
tendrá que pagarse. Solicitamos de vuestra infinita misericordia perdón para ellas, con la promesa de hacer los debidos esfuerzos
para no contraer nuevas deudas.
Hicisteis una ley expresa de la caridad; pero la caridad no
consiste sólo en asistir al semejante en la necesidad; consiste
también en el olvido y en el perdón de las ofensas. ¿Con qué derecho
reclamaríamos vuestra indulgencia, si nosotros mismos faltásemos
a ella con respecto a aquellos contra quienes tenemos motivos de
quejas?
Dadnos ¡oh Dios!, la fuerza para ahogar en nuestra alma
todo sentimiento, todo odio y rencor; haced que la muerte no nos
sorprenda con un deseo de venganza en el corazón. Si os place el
retirarnos hoy mismo de este mundo, haced que podamos
presentarnos a vos puros de toda animosidad, a ejemplo del Cristo,
cuyas últimas palabras fueron de clemencia para sus verdugos.
Las persecuciones que nos hacen sufrir los malos, forman
parte de nuestras pruebas terrenales y debemos aceptarlas sin
murmurar, como todas las otras pruebas, y no maldecir a aquellos
que con sus maldades nos facilitan el camino de la felicidad eterna,
porque dijisteis por la boca de Jesús: “¡Bienaventurados los que
sufren por la justicia!” Bendigamos, pues, la mano que nos hiere
y nos humilla, porque las contusiones del cuerpo fortalecen
nuestra alma y seremos levantados de nuestra humildad.
Bendito sea vuestro nombre, Señor, por habernos enseñado
que nuestra suerte no está irrevocablemente fijada después de la
muerte; que encontraremos en otras existencias los medios de
rescatar y de reparar nuestras faltas pasadas, de cumplir en una
nueva vida lo que no pudimos hacer en esta por nuestro
adelantamiento.
Así se explican, finalmente, todas las anomalías aparentes
de la vida, pues es la luz derramada sobre nuestro pasado y nuestro
futuro, la señal resplandeciente de vuestra soberana justicia y de
vuestra bondad infinita.
. No nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal
Dadnos, Señor, la fuerza para resistir a las sugestiones de
los malos Espíritus que intentasen desviarnos del camino del bien,
inspirándonos malos pensamientos.
Pero nosotros mismos somos Espíritus imperfectos
encarnados en la Tierra para expiar y mejorarnos. La causa primera
del mal está en nosotros y los malos Espíritus no hacen más que
aprovecharse de nuestras inclinaciones viciosas, en las cuales nos
mantienen para tentarnos.
Cada imperfección es una puerta abierta a su influencia,
mientras que son impotentes y renuncian a toda tentativa contra
los seres perfectos. Todo lo que podamos hacer para separarlos, es
inútil, sino les oponemos una voluntad inquebrantable en el bien,
renunciando absolutamente al mal. Es, pues, necesario, dirigir
nuestros esfuerzos contra nosotros mismos y entonces los malos
Espíritus se alejarán naturalmente, porque el mal es el que los atrae,
mientras que el bien los rechaza.
Señor, sostenednos en nuestra debilidad; inspirándonos por
la voz de nuestros ángeles guardianes y de los Buenos Espíritus, la
voluntad de corregirnos de nuestras imperfecciones, con el fin de
cerrar a los Espíritus impuros el acceso a nuestra alma.
El mal no es obra vuestra, Señor, porque la fuente de todo
bien no puede engendrar nada malo; nosotros mismos somos los
que lo creamos infringiendo vuestras leyes por el mal uso que
hacemos de la libertad que nos habéis dado. Cuando los hombres
observen vuestras leyes, el mal desaparecerá de la Tierra, como ya
desapareció de los mundos más avanzados.
El mal no es una necesidad fatal para nadie y sólo parece
 Ciertas traducciones traen: No nos induzcáis en la tentación (et ne nos inducas in
tentationem); esta expresión daría a entender que la tentación viene de Dios; que él induce
voluntariamente a los hombres al mal; pensamiento blasfematorio que asemeja Dios a Satanás,
y no pudo haber sido el de Jesús. Por lo demás, esta conforme con la doctrina vulgar sobre irresistible a aquellos que se abandonan a él con satisfacción. Si
tenemos la voluntad de hacerlo, podemos también tener la de hacer
el bien; por eso, oh Dios, pedimos vuestra asistencia y la de los
buenos Espíritus para resistir la tentación.
. Amén.
¡Si os place, Señor, que nuestros deseos se cumplan! Pero
nos inclinamos ante vuestra sabiduría infinita. Sobre todas las cosas
que nos es dado comprender, que se haga vuestra santa voluntad y
no la nuestra, porque sólo queréis nuestro bien y sabéis mejor que
nosotros lo que nos es útil.
Os dirigimos esta oración, ¡oh Dios!, por nosotros mismos,
por todas las almas que sufren, encarnadas o desencarnadas, por
nuestros amigos y enemigos, por todos aquellos que pidan nuestra
asistencia y en particular por N...
Pedimos para todos ellos vuestra misericordia y vuestra
bendición.

jueves, 18 de febrero de 2010

LA BOVEDA ESPIRITUAL



Según los practicantes del espiritismo, la Bóveda es un centro de poder donde convergen diferentes espíritus servidores de disímiles intereses, cuyos poderes pueden ser evocados por el devoto en beneficio suyo, de su familia, o de aquellos a quiénes desee realizar una obra de caridad. Se compone de siete vasos con agua, una copa de cristal transparente con agua, y una cruz o crucifijo, preferiblemente de madera. Otros componentes son: flores; y en las ocasiones que se indican, una vela cuyo color será blanco. Para realizar el montaje y los objetos que la componen, los representamos por los siguientes símbolos:
O - vasos.     C- copa.       + - cruz.      F- flores.     V - vela.
En ningún caso colocan la Bóveda a nivel del piso, sino sobre una mesa, de forma rectangular. Siempre cubierta ésta con un mantel o paño blanco, y sobre esta superficie colocan los objetos que la integran.
De acuerdo con la finalidad que se pretende, ésta puede adoptar una de las tres posiciones básicas que señalo a continuación:
BOVEDA EN REPOSO:
..............................................................................     O          O
.................................................................................. O     +      O
..............................................................................         O .... O
.............................................................................              F                 =  3, 5 ó 7 flores blancas o amarillas.
En este caso está cuidando de usted y de su casa, pues recoge lo malo que en ella pueda entrar. El vaso del centro es el dedicado a su Guía. Todos los viernes se completan con agua los vasos que hayan perdido volumen. Las flores se retiran antes de marchitarse, nunca dejarlas secar ante la Bóveda.
BOVEDA A LA DEFENSA:
...........................................................    ..... O ......... O ............. O.......... O
........................................................................................... C
........................................................................................... +
     ...................................................................... O  .....     O .............O
.......................................................................     V .......                      F              = flores blancas.
En esta ocasión, le está protegiendo de sus enemigos. Cuando se conoce o sospecha el nombre de éstos, en un papel se escriben, con lápiz, horizontalmente por siete veces; y sobre el de ellos, el suyo en forma vertical; o sea, que les cruce, por otras siete o nueve veces. El papel así escrito se colocará bajo la copa.
BOVEDA AL ATAQUE:
...........................................................................     ...................        O
............................................................................ O ......... . C ............O
.............................................................................. O ......... + ......... O
  .............................................................................              O
............................................................................. ..V           ..............F  ............... = 3, 7 ó 9 flores rojas.
En esta posición, la Bóveda está luchando contra alguien o resolviendo algo que se le ha pedido. La vela se enciende, o bien a las 12 del mediodía, o a las 12 de la noche dejando, en ambos casos, que la misma se consuma totalmente.
La Bóveda no permanecerá en esta posición por más de nueve días, luego de los cuales la pasan tres días a la posición de reposo, y si aún no han logrado lo que se pretende, se inicia otro ciclo por nueve días y así sucesivamente hasta lograr lo pretendido.
En todas las posiciones, para ellos es importante adicionar al agua de la Copa un poco de agua bendita tomada de alguna iglesia, así como agregar unas gotas de agua de colonia o agua de Florida en cada uno de los vasos. Las flores tienen la función de fortalecer el ambiente, y dar una imagen agradable. La Bóveda Espiritual es un instrumento de carácter personal, aunque sus beneficios pueden ser colectivos. En una misma casa pueden haber tantas como habitantes la precisen pero siempre han de estar en habitaciones diferentes.

LA CRUZ DE CARAVACA


La Cruz de Caravaca entrega protección contra todo tipo de males, protege al hogar y a sus habitantes, rechaza el mal de ojo y los daños. Su poder defensivo es ilimitado. Sin embargo, como sucede con los amuletos y talismanes, existe una forma para potenciar su influencia.
Debemos tener en cuenta que se trata de un objeto, que fue adquirido en un local comercial o lo recibió de regalo, en esos casos antes de usar la cruz como objeto personal conviene hacer un ritual para purificarla. También puede suceder que haya perdido fuerzas con el tiempo. Las causas pueden ser muchas, descuido, desuso, mudanzas, que haya estado al contacto de otras personas etc.
En cualquier de estos casos antes de recibir su ayuda deberá de bendecirla y devolverle su fuerza original.
Primer paso:  Suplica a Santa Ana.
Es recargar la cruz, es decir, elevar una oración a la Madre de la Virgen María. Para rezar, sostenga la cruz en su mano derecha cerrando el puño con la cruz sobre su pecho cerca del corazón y decir lo siguiente:
” Ana, Ana, Madre de la Santa Madre, Abuela del Divino Niño,
al igual que la luz que en Belén se mostró a los santos de corazón,
te pido que intervengas.
Que por tu intermedio, el Señor pose su mirada sobre esta
Santa Cruz, y me brinde amparo.
Que la luz de tu Santo Nieto
ilumine mi corazón. Que así sea.”
Cuando finalice la oración encienda dos velas blancas y ponga la cruz al medio de las dos velas y dejar hasta que se consuman totalmente. Luego retire la cruz, que ya estará lista para la segunda parte del ritual.
2 Paso: Bendición casera para Recargar la Cruz
Un paso fundamental para potenciar el poder de los símbolos sagrados es la Bendición.
Para ello, solo se necesitará agua bendita y su cruz.
Trabaje en una mesa despejada, ponga al centro la Cruz de Caravaca, se debe quedar recostada sobre una de sus caras. Tome el agua bendita, moje un dedo de su mano derecha y trace un círculo alrededor de la cruz. Dibuje la circunferencia en sentido horario ( a igual dirección que las agujas del reloj). Concentre sus pensamientos, cuando el círculo de agua se haya secado, debe de dar vuelta la cruz, para que la otra cara quede a la vista. Vuelva a trazar el círculo protector de agua bendita. cuando se haya secado diga lo siguiente:
” Agua Santa,
que ahuyentas el mal
y todo lo transformas en Bien,
devuélvele a mi cruz,
su pureza original, para que brille
sobre mi corazón como una estrellas de bondad. Así sea”
A continuación persígnese y retire la cruz de la mesa.
3 Paso: Carga Energética con Humo Sagrado.
La última parte del ritual es la carga energética. Para ello deberá emplear humo. Este tipo de ceremonia forma parte de los ritos religiosos de todo el mundo. El humo que asciende, establece un canal que nos conecta con la Divinidad.
Para que su Cruz de Caravaca esté en contacto con Dios, realice el siguiente ritual:
Necesitará:
- 3 cucharadas de incienso en polvo, 6 cucharadas de mirra en polvo, un incensario (o fuente) de barro, bronce o cobre, un trozo de genero lino o algodón blanco.
Procedimiento:
Envuelva su Cruz en el trozo de tela blanco y asegure la tela con hilo para que no se deslice. Luego lleve todos los elementos del ritual a la habitación donde quiera trabajar.
Coloque el incienso, la mirra en el incensario (o fuente) y encienda con fosforo. Cuando comience a salir humo, tome la cruz siempre cubierta con el paño blanco, y colóquela de tal manera que el humo la envuelva. Deje que su objeto sagrado se ahúme por lo menos unos 10 minutos.
Luego, desenvuélvela y apague el incensario. A partir de ese momento, el poder de su cruz estará en su punto máximo.
Consejo: Si para usted la Cruz de Caravaca es su símbolo personal, llévela siempre consigo. En el caso de que utilice la cruz para protección de hogar, no la cambie de lugar, déjela siempre en un mismo sitio.
La cruz de Caravaca es considerada un amuleto contra toda clase de desgracias, un objeto que enlaza lo místico con lo mágico y que disfruta de gran devoción en todo el mundo.
Existen cientos de oraciones a la cruz de Caravaca. Para realizarlas es necesario tener mucha fe y tener una cruz de Caravaca.
Oración para Sanar Dolores:
Este ritual sirve para mejorar males de estómago y del intestino. Hay que hacer 9 cruces sobre el ombligo del enfermo, mientras se dice este texto en catalán marcado con cruces:
” + Ostevun + Ostesa + Malebit + Banyat + Amb poca palla + mal de ventre + ves ten’n D’ aquí aviat + que Deu t’ ho mana + “.
Se repite la oración 3 veces seguidas y luego se rezan 3 Padrenuestros a la Santísima Trinidad.
Para Liberarse de Enemigos:
Para este ritual necesitará la cruz de Caravaca y 9 limones.
A la medianoche se enciende un fuego durante 9 días, quemando cada día un limón. Una vez quemado se lo tira al fuego sin tomarlo (usar pinzas). Al arrogarlo decir:
” Dios y Señor mío, acuérdate de mí y devuélveme las antiguas fuerzas para que yo pueda vengarme de mis enemigos. Limón, has de saber que ningún mago puede contra mí ( nombrarse ), porque el rey Saday es el mágico conjurado desde el fondo de Anereoraene, pues en todo ésos puede pedir homenaje”.
Oración para mejorar la Vista.
Poner la cruz Caravaca en cada ojo y decir:
” Nube, nube, de sangre y agua formada, en hora y gloria de la Santísima Trinidad ( hacer la señal de la cruz ), que sea prontamente curado.”
Oración de la Virgen para pedir un Deseo.
Tomar la cruz de Caravaca, pararse frente a la imagen de la Virgen y decir con mucha fe:
” Glorifica mi alma al Señor. Y mi espíritu está transportado de gozo en el Dios Salvador mío.
Porque ha puesto sus ojos en la bajeza de su esclava, por tanto yo desde ahora me llamarán  bienaventurada todas las generaciones. Porque he hecho en mí cosas grandes el Todopoderoso cuyo nombre es santo. Y cuya misericordia se extiende, de generación en generación, a todos los que le temen.
Dio muestras grandes del sublime poder de su brazo, deshabarató los proyectos que allá en su corazón meditaron los soberbios, Derribó el trono a los poderosos y ensalzó a los humildes. Colmó de bienes a los menesterosos hambrientos, y a los ricos los despidió sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia.
Según lo prometió a Nuestros Padres, a Abraham y a sus descendientes, por los siglos de los siglos.
Por tu inmensa piedad, te pido junto a la Virgen Inmaculada que ………. (pedir deseo), amén”.
Oración contra VICIOS
Esta oración se reza para alejar vicios y adicciones ya sea juegos compulsivos, adictos al internet, alcoholismo, drogas y todo tipo de mal hábito que lleva a la persona a la ruina física, moral y espiritual.
Hay que besar la Cruz con devoción y decir:
” ¡Oh Dios y Padre Nuestro, Señor Jesucristo!
Invocamos vuestro santo  Nombre y humildemente suplicamos
a vuestra clemencia que por la intercesión de la Inmaculada
siempre Virgen María, Madre de Dios y por la de San Miguel Arcángel,
de San José esposo de la misma bienaventurada Virgen de los
Santos Apóstoles, San Pedro y San Pablo o de todos los Santos
os dignéis a prestarnos vuestro auxilio contra Satanás y todo
los demás espíritus inmundos que, para ruina del género humano
y perdición de las almas, andan esparcidos por la Tierra tentándonos
y corrompiéndonos.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor, Amén”.
La Cruz como Amuleto
Suele usarse colgada al cuello como un amuleto contra el MAL DE OJO, así como símbolo de protección general contra todo tipo de malo negatividad.
También se la cuelga de una cinta roja colocándola en puertas y ventanas cuando está por suceder una catástrofe meteorológica.
Para sanación, se impone la cruz en la zona enferma y a continuación se rezan 3 padrenuestros, tres avemarías y tres glorias.
UN GRAN REGALO
Como amuleto su virtud principal es la protección ya que simboliza con la providencia divina. La cruz protege de peligros, accidentes, de enfermedades o de malas energías.
Su poder depende en buena medida de la fe que ella se deposite. Poe ello, debe ser OBSEQUIADA a una persona que la necesite para que ésta actúe como un talismán. Si la regala de corazón, también obtendrá sus favores porque será recompensado por ello.

RESUMEN DE LA DOCTRINA ESPIRITA

Los mismos seres que se comunican se
designan, como lo dijimos, con el nombre de Espíritus o
genios y aseguran haber pertenecido, por lo menos
algunos, a hombres que vivieron sobre la Tierra.
Constituyen el mundo espiritual, como nosotros
constituimos, durante la vida, el mundo corporal.
Resumimos así, en pocas palabras, los puntos
más importantes de la doctrina que nos trasmitieron,
para responder más fácilmente a ciertas objeciones.
“Dios es eterno, inmutable, inmaterial, único,
todopoderoso, soberanamente justo y bueno.
Creó el Universo que comprende a todos los
seres animados e inanimados, materiales e inmateriales.
Los seres materiales constituyen el mundo
visible o corporal y los seres inmateriales el mundo
invisible o espírita, es decir, el de los Espíritus.
El mundo espírita es el mundo normal, primitivo,
eterno, preexistente y sobreviviente a todo.
El mundo corporal no pasa de ser secundario;
podría dejar de existir, o no haber existido jamás, sin
alterar la esencia del mundo espírita.
Los Espíritus revisten, temporalmente, una
envoltura material perecedera, cuya destrucción, por
la muerte, los vuelve libres.
Entre las diferentes especies de seres
corpóreos, Dios escogió la especie humana para la
encarnación de los Espíritus que alcanzaron un cierto
grado de desarrollo, lo cual les da la superioridad moral
e intelectual sobre todos los otros.
El alma es un Espíritu encarnado, cuyo cuerpo
es sólo una envoltura.
Tres cosas existen en el hombre: Primera, el
cuerpo o ser material análogo al de los animales y
animado por el mismo principio vital; Segunda, el alma
o ser inmaterial, Espíritu encarnado en el cuerpo;
Tercera, el lazo que une el alma al cuerpo, principio
intermedio entre la materia y el Espíritu.
Así, pues, el hombre tiene dos naturalezas: por
el cuerpo, participa de la naturaleza de los animales, de
los cuales tiene el instinto; y por el alma, participa de la
naturaleza de los Espíritus.
El lazo o periespíritu que une el cuerpo y el
Espíritu es una especie de envoltura semimaterial. La
muerte es la destrucción de la envoltura más grosera,
el Espíritu conserva la segunda, que constituye para él
un cuerpo etéreo, invisible para nosotros en estado
normal, pero que puede, accidentalmente, hacerse
visible y hasta tangible, como ocurre en el fenómeno
de las apariciones.
Así, pues, el Espíritu no es un ser abstracto,
indefinido, que solo el pensamiento puede concebir;
es un ser real, circunscrito, que en ciertos casos, es
apreciable por los sentidos de la vista, del oído y del
tacto.
Los Espíritus pertenecen a diferentes clases y
no son iguales ni en poder, ni en inteligencia, ni en
*El libro de los Espíritus - Allan Kardec - Introducción, VI. saber, ni en los Espíritus superiores,
que se distinguen de los demás por su
perfección, sus conocimientos y su proximidad a Dios,
la pureza de sus sentimientos y su amor al bien; son
los ángeles o Espíritus puros. Las otras clases se alejan
más y más de esa perfección; los de las clases inferiores
están inclinados a la mayor parte de nuestras pasiones:
al odio, la envidia, los celos, el orgullo, etc.; y se
complacen en el mal. Entre ellos, los hay que no son ni
muy buenos ni muy malos, más embrollones e
inoportunos que malos, la malicia y las inconsecuencias
parecen ser su diversión: son los Espíritus traviesos o
ligeros.
Los Espíritus no pertenecen perpetuamente al
mismo orden. Todos progresan, pasando por los
diferentes grados de la jerarquía espírita.
Este progreso ocurre por medio de la
encarnación, que es impuesta a unos como expiación y
a otros como misión. La vida material es una prueba
que deben soportar repetidas veces, hasta que hayan
alcanzado la perfección absoluta. Es una especie de
examen severo o depuratorio, de donde salen más o
menos purificados.
Dejando el cuerpo, el alma vuelve al mundo de
los Espíritus, de donde había salido, para tomar una
nueva existencia material, después de un lapso de
tiempo más o menos largo, durante el cual permanece
en estado de Espíritu errante.
Debiendo pasar el Espíritu por varias
encarnaciones, resulta de eso que todos tuvimos
diversas existencias y que tendremos aún otras, más o
menos perfeccionadas, bien sea sobre la Tierra, o en
otros mundos.
La encarnación de los Espíritus ocurre siempre
en la especie humana y sería un error creer que el
alma o Espíritu pueda encarnarse en el cuerpo de un
animal (1).
Las diferentes existencias corporales del Espíritu
siempre son progresivas y jamás retrógradas; pero la
rapidez del progreso depende de los esfuerzos que
hacemos para alcanzar la perfección.
Las cualidades del alma son las mismas que las
del Espíritu que está encarnado en nosotros; así, el
hombre de bien es la encarnación de un Espíritu bueno,
y el hombre perverso la de un Espíritu impuro.
El alma tenía su individualidad antes de la
encarnación y la conserva después de su separación
del cuerpo.
A su regreso al mundo de los Espíritus, el alma
encuentra allí a todos aquellos que conoció sobre la
Tierra, y todas sus existencias anteriores se retratan en
su memoria con el recuerdo de todo el bien y de todo el
mal que hizo.
El Espíritu encarnado está bajo la influencia de
la materia; el hombre que supera esa influencia por la
elevación y purificación de su alma, se aproxima a los
Espíritus buenos con los cuales estará un día. Aquel
que se deja dominar por las malas pasiones y cifra toda
su alegría en la satisfacción de los apetitos groseros,
se aproxima a los Espíritus impuros, dando
preponderancia a la naturaleza animal.
Los Espíritus encarnados pueblan los diferentes
globos del Universo.
Los Espíritus no encarnados o errantes no
ocupan una región determinada y circunscrita, sino
que están en todas partes, en el espacio y a nuestro
lado, viéndonos y codeándose incesantemente con
nosotros; es toda una población invisible que se agita
a nuestro alrededor.
Los Espíritus ejercen, sobre el mundo moral eActúan sobre la materia y sobre el pensamiento, y
constituyen una de las potencias de la Naturaleza, causa
eficiente de una multitud de fenómenos inexplicados o
mal explicados hasta ahora, y que sólo encuentran una
solución racional en el Espiritismo.
Las relaciones de los Espíritus con los hombres
son constantes. Los Espíritus buenos nos incitan al
bien, nos sustentan en las pruebas de la vida y nos
ayudan a soportarlas con valor y resignación; los malos
nos incitan al mal: y les es placentero vernos sucumbir
y equipararnos a ellos.
Las comunicaciones de los Espíritus con los
hombres son ocultas u ostensibles. Las ocultas ocurren
por la buena o mala influencia que ejercen sobre
nosotros sin que lo sepamos; corresponde a nuestro
juicio discernir las buenas y las malas inspiraciones.
Las comunicaciones ostensibles se verifican por medio
de la escritura, de la palabra, o de otras manifestaciones
materiales, y lo más frecuente a través de los médiums
que le sirven de instrumento.
Los Espíritus se manifiestan espontáneamente
o por evocación. Se pueden evocar a todos los
Espíritus, lo mismo a los que animaron a hombres
obscuros, como a los de los más ilustres personajes,
cualquiera que sea la época en la que hayan vivido; así
los de nuestros parientes y amigos como a los de
nuestros enemigos, y obtener en comunicaciones
escritas o verbales, consejos, informaciones sobre su
situación en el más allá, de sus pensamientos respecto
a nosotros, así como las revelaciones que les son
permitidas hacernos.
Los Espíritus son atraídos en razón de su
simpatía por la naturaleza moral del medio que los evoca.
Los Espíritus superiores se alegran en las reuniones
serias donde prevalece el amor al bien y el deseo sincero
de instruirse y mejorarse. Su presencia ahuyenta a los
Espíritus inferiores que encuentran, por el contrario,
libre acceso y pueden actuar con toda libertad entre
las personas frívolas o guiadas tan solo por la
curiosidad y donde quiera que encuentren malos
instintos. Lejos de obtener de ellos buenas
advertencias o enseñanzas útiles, pues no se deben
esperar sino futilidades, mentiras, bromas pesadas o
mistificaciones, porque con frecuencia usurpan
nombres venerables para mejor inducir en el error.
Es sumamente fácil distinguir los Espíritus
buenos de los malos. Pues, el leguaje de los Espíritus
superiores es constantemente digno, noble, inspirado
por la más alta moralidad, libre de toda pasión inferior;
sus consejos exaltan la más pura sabiduría, y tienen
siempre como objetivo nuestro progreso y el bien de la
Humanidad. El de los Espíritus inferiores es, por el
contrario, inconsecuente, con frecuencia trivial y hasta
grosero; si dicen a veces cosas buenas y verdaderas;
con más frecuencia las dicen falsas y absurdas por
malicia o por ignorancia. Se divierten con la credulidad
y se distraen a expensas de los que los interrogan,
alardeando de su vanidad, alimentando sus deseos con
falsas esperanzas. En resumen, las comunicaciones
serias, en la total acepción de la palabra, sólo se
obtienen en los centros serios, en aquellos cuyos
miembros están unidos por una comunión de
pensamientos para el bien.
La moral de los Espíritus superiores se resume,
como la de Cristo, en esta máxima evangélica: “Hacer a
los demás lo que quisiéramos que a nosotros se nos
hiciese”; es decir, hacer el bien y no el mal. En este
principio encuentra el hombre la regla universal de
conducta, hasta para sus menores acciones.
Nos enseñan que el egoísmo, el orgullo, y la
sensualidad, son pasiones que nos aproximan a la
naturaleza animal y nos prenden a la materia; que el
hombre que, desde este mundo, se desprende de la
materia despreciando las futilidades mundanas y
practicando el amor al prójimo, se aproxima a la
naturaleza espiritual; que cada uno de nosotros debe
ser útil con arreglo a las facultades y a los medios queDios, para probarle, ha puesto en sus manos; que el
Fuerte y el Poderoso deben apoyo y protección al Débil,
porque el que abusa de su fuerza y de su poder, para
oprimir a su semejante, viola la ley de Dios. Enseñan,
en fin, que en el mundo de los Espíritus, donde nada
puede ocultarse, el hipócrita será desenmascarado y
todas sus torpezas descubiertas; que la presencia
inevitable y perenne de aquellos con quienes nos
hemos portado mal, es uno de los castigos que nos
están reservados y que al estado de inferioridad y de
superioridad de los Espíritus son inherentes penas y
goces desconocidos en la Tierra.
Pero nos enseñan también que no hay faltas
irremisibles, y que no puedan ser borradas por la
expiación. En las diferentes existencias, encuentra el
hombre el medio que le permite avanzar, según sus
deseos y sus esfuerzos, en la senda del progreso y
hacia la perfección que es su objetivo final”.
Este es el resumen de la Doctrina Espírita, según
resulta de la enseñanza dada por los Espíritus
superiores. Veamos ahora las objeciones que se le
incluso sobre el mundo físico, una acción incesante.

miércoles, 17 de febrero de 2010

ORACION PARA ALEJAR A LOS MALOS ESPIRITUS

 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos
hipócritas, que limpiáis lo de fuera del vaso y del
plato, y por dentro estáis llenos de rapiña y de
inmundicia! – ¡fariseos ciegos, limpiad primero el
interior del vaso y del plato para que sea también
limpio lo que está afuera! – ¡Ay de vosotros, escribas
y fariseos hipócritas! Porque sois semejantes a
sepulcros blanqueados, que por fuera parecen
hermosos a los ojos de los hombres y dentro están
llenos de toda suerte de podredumbre. – Así también
de fuera os mostráis justos a los ojos de los hombres;
mas por dentro estáis llenos de hipocresía y de
iniquidad. (San Mateo, cap. XXIII, v. 25 a 28).

. Los malos Espíritus sólo van
donde pueden satisfacer su perversidad; para alejarlos,
no basta pedirlo ni menos mandarlo; es preciso
despojarnos de lo que les atrae. Los malos Espíritus
olfatean las llagas del alma, como las moscas olfatean
las del cuerpo; del mismo modo que limpiáis el cuerpo
para evitar la inmundicia, limpiad también el alma de
sus impurezas para evitar a los malos Espíritus. Como
vivimos en un mundo en que pululan los malos
Espíritus, las buenas cualidades del corazón no siempre
nos ponen al abrigo de sus tentativas, pero dan fuerza
para resistirles
. ORACIÓN. En nombre de Dios Todopoderoso,
que los malos Espíritus se alejen de mí y que
los buenos me sirvan de protección contra ellos.
Espíritus malhechores, que inspiráis malos
pensamientos a los hombres; Espíritus tramposos y
mentirosos que les engañáis; Espíritus burlones que
abusáis de su credulidad, os rechazo con todas las
fuerzas de mi alma y cierro el oído a vuestras
sugestiones; pero pido para vosotros la misericordia
de Dios.
Buenos Espíritus, que os dignáis asistirme,
dadme fuerza para resistir a la influencia de los malos
Espíritus y luz necesaria para no ser víctima de sus
embustes. Preservadme del orgullo y de la presunción;
separad de mi corazón los celos, el odio, la malevolencia
y todo sentimiento contrario a la caridad, porque son
otras tantas puertas abiertas al Espíritu del mal.
AMEN (1 padrenuestro, 3 avemaría y 1 gloria)

LOS ÁNGELES GUARDIANES Y LOS ESPÍRITUS PROTECTORES

 Todos tenemos un buen
Espíritu que se une a nosotros desde el nacimiento y
nos ha tomado bajo su protección. Cumple junto a
nosotros la misión de un padre para con su hijo: la de
conducirnos por el camino del bien y del progreso a
través de las pruebas de la vida. Es feliz cuando
correspondemos a su solicitud; sufre cuando nos ve
sucumbir.
Su nombre nos importa poco, porque puede ser
que no tenga nombre conocido en la Tierra; lo
invocamos como nuestro ángel guardián, nuestro buen
genio; podemos también invocarlo con el nombre de
un Espíritu superior cualquiera por el que sintamos
más simpatía.
Además de nuestro ángel guardián, que siempre
es un Espíritu superior, tenemos a los Espíritus
protectores, que no por ser menos elevados, son
menos buenos y benévolos; éstos son o parientes o
amigos, o algunas veces personas que nosotros no
hemos conocido en nuestra existencia actual.
Frecuentemente, nos asisten con sus consejos y con
su intervención en los actos de nuestra vida.
Los Espíritus simpáticos son aquellos que se
unen a nosotros por cierta semejanza de gustos y de
inclinaciones; pueden ser buenos o malos, según la
naturaleza de las inclinaciones que les atraen hacia
nosotros.
Los Espíritus seductores se esfuerzan en
desviarnos del camino del bien, sugiriéndonos malos
pensamientos. Se aprovechan de todas nuestras
debilidades, que son como otras tantas puertas abiertas
que les dan acceso a nuestra alma. Los hay que se
encarnizan con nosotros como con una presa, pero se
alejan cuando reconocen que no pueden luchar contra
nuestra voluntad.
Dios nos dio un guía principal y superior en
nuestro ángel de la guarda, y guías secundarios en
nuestros Espíritus protectores y familiares; pero es un
error creer que tenemos forzosamente un mal genio
colocado cerca de nosotros para contrarrestar las
buenas influencias. Los malos Espíritus voluntariamente según encuentren acceso en
nosotros por nuestra debilidad o por nuestra
negligencia en seguir las inspiraciones de los buenos
Espíritus; por tanto, somos nosotros quienes los
atraemos. De esto resulta que nadie está jamás privado
de la asistencia de los buenos Espíritus y que depende
de nosotros apartar a los malos. Siendo el hombre la
primera causa de las miserias que sufre por sus
imperfecciones, muchas veces él mismo, es su propio
mal genio.
La oración a los ángeles guardianes y a los
Espíritus protectores debe tener por objeto solicitar su
intervención ante Dios, y pedirles fuerza para resistir a
las malas sugestiones y su asistencia en las
necesidades de la vida.

ORACION DE FORTALEZA

Oración que Jesús le enseñó a Pedro para que pudiera alcanzar la reconciliación con el Creador. Oración que ha nutrido su espíritu por cientos y cientos de años, pidiéndole a Dios le permitiera desarrollar el amor. Cada vez que nuestros ojos se abran a un nuevo día, debemos hacer esta oración, y el Señor estará con nosotros siempre, porque habremos aprendido a no cometer errores y a amar a los demás, ofreciendo nuestros cuerpos y espíritus al trabajo diario de la conquista celeste por rescatar los hombres hacia el bien.
Clamad por el auxilio de Jesús. Declarad en estos momentos vuestras necesidades, para que todo aquello que os inquieta, todo aquello que os preocupa, todo aquello que os quita el sueño, y puedas decir:
"Señor, sé que mi mayor deber como hijo de Dios es ayudar en la casa de mi Padre. Mas, me declaro ante Ti Jesús, enfermo, desequilibrado espiritualmente. Y quiero sentirme bien para poder trabajar contigo, ayudándote en Tu misión y trabajar en la casa de Nuestro Padre. Jesús, confío en Ti hoy, todas mis penas, todas mis angustias, todos mis temores. Quiero pedirte Jesús, que me ayudes a no pedir ya amor, sino a dar amor; porque hoy comprendo que si doy amor, amor recibiré. Antes, clamaba pidiendo amor sin darlo. Me enfermé de egoísmo, destruyendo el amor de aquellos seres que me amaban. Más, declaro mi enfermedad ante Ti, pues el egoísmo de pensar tanto en mí, nunca se saciaba y pedía siempre más amor y más entrega de los demás para mí. Y luego, al pensar solo en mi Jesús, no tomé en cuenta el sentimiento amoroso de los demás, traicioné la amistad, traicioné el amor, he sido infiel, he golpeado a mi prójimo en el cuerpo y en el alma. Y así, todos los seres que me amaban se alejaron de mí. Hoy vivo Jesús, la soledad de un egoísta, la soledad de un orgulloso, la soledad de un enfermo. Y clamo por Ti, para que Tú sanes el espíritu.
Enséñame a amar Jesús, porque ahora estoy consciente que cuando aprenda a amar, recuperaré a mis seres queridos; que hoy los veo tan distantes, como las estrellas del firmamento, casi imposibles de alcanzar. Pero cuando descubro que el espíritu viaja mucho más veloz que la luz, sé que puedo dar alcance a los seres que hoy descubro que amo y se encuentran ya tan lejos de este enfermo del espíritu.
Jesús, permíteme ayudarte, para que a través de ese servicio aprenda a amar, y tenga el mérito de poder sanar y ser libre.
Mis ojos no se atreven a ver el rostro de nuestro padre Jesús, pues el espíritu se llena de vergüenza. Ayúdame Jesús a limpiar mi rostro, y poder presentarme ante nuestro Padre para decirle: Padre aquí estoy; adolorido, dolido y cansado, pero ya repuesto de tantos golpes, golpes que tu querías que no recibiera. Pero al desobedecerte, escogí ese tipo de vida Señor. Hoy me arrepiento Padre, mas mi arrepentimiento no puede borrar los actos por entero. Los actos erróneos, solo los actos buenos me harán olvidar.
Vengo ante Ti Padre, para que Tú me des una nueva oportunidad. A todos aquellos seres que hice daño, ante Ti, les pido perdón. Y coloca a este hijo la tarea de servir y amar a los que ayer dañé. Permíteme Señor, servir a los que traicioné, recoger a tantos hijos que abandoné. Permíteme ayudarles. Dadme fuerzas. Que mi espíritu trabaje sin descansar para estar cerca de los seres que amo y no amé."
Así Jesús, limpia hoy los espíritus de nuestros hermanos, sumergidos en la fuente del arrepentimiento, para que el perdón misericordioso de Dios sane las heridas de nuestros hermanos. Y todos hoy, sumergidos en ese perdón podamos exclamar de gozo, diciendo: (Oración Padre Nuestro)
Por donde vayamos, hagamos el bien, extendamos los brazos y demos amor. Por donde vayamos, brillemos con luz propia, y seremos luciérnagas del campo, y el campo será igual de hermoso de día, como de noche, porque de día seremos como las flores, hermosas y de muchos colores, y de noche, nuestra luz iluminará la oscuridad y el campo se llenará de muchas luces. Así, de día y de noche estaremos en la senda del bien, y a nada deberemos de temer, pues Dios está con nosotros. En el campo iluminado, las fieras no entran, pues huyen de la luz, y si somos luz, la fiera nunca nos atacará.