Todos los lugares donde están las personas interactuando se carga de energías provenientes de ellos mismos. Podríamos decir que el movimiento genera energía, más aún si esos movimientos están motivados por el nerviosismo, el egoísmo, los problemas cotidianos o especiales en las vidas de las personas. La envidia es una fuerza muy poderosa que se moviliza a nivel inconciente y queda como un residuo oscuro en el campo energético del ambiente o de alguna persona en particular. Esto no significa que aqui haya una posesión, es simplemente energías residuales negativas provenientes de una fuente viva, es decir de otras personas. Tambien en estos casos es conveniente hacer cada tanto una limpieza energética o espiritual del lugar o de la persona a quien se intenta liberar de ciertas opresiones. Uno mismo puede utilizar éstas técnicas movido por la fe y la atención puesta en un pensamiento positivo de liberación de fuerzas inconcientes.
Existen fechas especiales en los que los rituales de purificación son muy efectivos, pues la conciencia colectiva, es decir que una gran cantidad de personas pertenecientes a determinada comunidad está con la atención puesta en la fecha celebrada. En navidad, en semana santa, especialmente los jueves y viernes santos, el día de resurrección de Cristo, en la noche de San Juan, y en día consagrados a santos, santas, arcángeles y la Virgen, esto dentro del mundo cristiano, para otras religiones tambien existen días especiales en los que se lleva a cabo con efectividad un ritual, pero cualquier día es bueno cuando realmente se quiera hacer, se mencionan esos días porque son más propicios pero de ninguna manera significa que en otros días no se pueda hacer.
Si se desea puede hacerse cada 3 o 6 meses un trabajo de purificación de la casa o lugar de trabajo, esto asegura de alguna manera mantener el sitio limpio a nivel energético. Los elementos a utilizar son muy simples y accesibles en todas partes. Anote bien los elementos y no olvide nada al momento de llevar a cabo esta limpieza, pues si olvidara algo cuando esté haciéndolo, sentirá que algo ha fallado y eso obrará en contra de su seguridad y confianza. Si esto sucediera, detenga todo y vuelva a comenzar, pero no abandone lo que esta haciendo. Hágalo de manera completa hasta sentir que ha realizado la limpieza de modo integral.
Elementos que necesitará:
(Las medidas están expresadas en "partes" lo cual significa que la misma medida que utilice para la primera deberá usarla en todas. Si utiliza una cucharita de las de café, eso será una parte)
- Incienso en grano de buena calidad ...............1 parte
- Benjuí en polvo .................................................. 1 parte
- Mirra en grano o polvo ...................................1/2 parte
- Laurel pulverizado ............................................. 2 partes
- Estoraque (cebolla albarrana) ......................... 1 parte
- 1 carboncito vegetal
- Un recipiente con mango
- Un ramo de flores o ramitas de ruda, romero y laurel
atadas con una cinta de color violeta.
- Agua bendecida o puede preparar en vaso agua
corriente con una cucharada de sal marina.
Mezcle los los polvos y granos arriba citados. Encienda el carbón dentro del recipiente. Deje que se ponga rojo. Comience echando un poco de la mezcla sobre el carbón y mueva el recipiente hacia todos lados tratando que el humo vaya impregnando el ambiente. Camine siempre hacia la derecha y esparza el humo en todos los rincones y bajo los muebles. Vaya caminando y esparciendo el humo en todos los ambientes de la casa, luego, cuando vea que el humo se ha dispersado deje en lugar seguro el recipiente con el carboncito. Tome el ramo de flores o de ramas que haya atado con anterioridad y comience a "barrer" las paredes como si de un plumero se tratara. Entonces diga a media voz una oración de exorcismo a la entidad espiritual con la que está poniéndose en sintonía para auxiliar en esta tarea. A medida que diga la oración vaya pasando el ramo con energía sobre muebles, paredes, puertas y ventanas, como si estuviera limpiando de residuos o de polvo el lugar, una vez que haya completado todos los ambientes de su casa, abra puertas y ventanas para que el humo, que tiene la tendencia a salir al exterior, arrastre consigo todas las cargas energéticas residuales del lugar. Es conveniente hacer esta limpieza en un día con sol, pues de esta manera, al salir esas energías se disuelven o pierden su carga negativa.
La oración que a continuación se transcribe es la dedicada a San Miguel Arcángel y que es a propósito de este tipo de exorcismo simple:
"San Miguel Arcángel
defiéndenos en la lucha,
sé nuestro amparo
contra la perversidad
y asechanzas del demonio.
Que Dios humille su soberbia
y tú Príncipe de la Milicia Celestial
arroja al infierno a Satanás y demás
espíritus inmundos que vagan
por el mundo para perdición
de las almas. Amén"
Si lo desea puede reemplazar esta oración por aquella que sienta más afín a su santo o entidad espiritual protectora de su devoción. Tambien puede componer con sus propias palabras la oración con la que se sienta a gusto.
Luego de abrir puertas y ventanas, rocíe el lugar con el agua bendita o con el preparado de agua y sal, asperjando con los dedos sobre los rincones de la casa. Bendiciendo su casa y pidiéndole a Dios que envíe a sus ángeles para que habiten en sus paredes y la protejan siempre.
miércoles, 23 de diciembre de 2009
SE ACTUALIZA EL RITUAL DEL EXORCISMO DESPUES DE CUATRO SIGLOS
«Quien diga que el diablo no existe está fuera de la fe»
Hace apenas unos días, el cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, presentó el nuevo rito de los exorcismos del Ritual Romano. Tras cerca de cuatro siglos -y con vistas a la llegada del nuevo milenio-, se renuevan las reglas para combatir al diablo. Según las primeras noticias, se ha podido saber que el nuevo Ritual debería prever una mayor presencia de María en la lucha contra el demonio
El nuevo texto es fruto de años de estudio de una comisión internacional de teólogos, liturgistas y exorcistas, y adapta la práctica exorcista del antiguo Ritual al espíritu de la reforma litúrgica, aprobada por Pablo VI en el Concilio Vaticano II. La versión preliminar fue concluida en 1990 y enviada a todos los obispos del mundo para que éstos hicieran sus comentarios.
Los ritos de exorcismo actualmente en vigor se remontan a las normas aprobadas por el Papa Pablo V en 1614. Son 21 normas que cada exorcista debe observar cada vez que estima que debe liberar a alguien de una o más posesiones diabólicas. Es un conjunto de ritos, oraciones y gestos (como la imposición de manos sobre la cabeza del poseído) introducidos por la fórmula Te exorcizo, que el sacerdote-exorcista debe recitar repetidamente para expulsar al diablo. Ritos, oraciones y gestos que han permanecido fieles a las antiguas fórmulas aprobadas por Pablo V, y que las autoridades vaticanas han querido reformar a la luz de la nueva normativa postconciliar y del nuevo Catecismo.
Quien escribió estos ritos en su tiempo -explica el padre Gabriele Amorth, presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas- los ha experimentado bien, sopesando la repercusión que cada frase tenía sobre las personas endemoniadas; pero hay alguna pequeña laguna que se debe remediar: por ejemplo, en las antiguas normas falta una alusión mariana.
Otras novedades podrían tener connotaciones más técnicas, como por ejemplo la posición que debe asumir el exorcista en el curso del rito: las normas no daban indicaciones a este propósito. Prevén sólo que el exorcista -un sacerdote delegado por el propio obispo-, durante la oración, se refiera a la Cruz del Señor, coloque un extremo de la estola sobre el cuello del paciente y mantenga la mano derecha sobre la cabeza del fiel para poner coto a turbaciones diabólicas.
El nuevo texto se desarrolla en continuidad con el viejo. No hay un verdadero cambio sustancial, ni una ruptura con el texto anterior. Hay cambios que se refieren al lenguaje. Se trata de un lenguaje más sobrio, con menos adjetivos. Además se da más libertad al sacerdote que practica el exorcismo, con una mayor flexibilidad acerca de las oraciones a usar. En resumen, hay una novedad en el estilo, en el lenguaje, más adaptado al mundo en el que vivimos, pero el contenido sigue siendo el mismo, dijo el cardenal Medina.
El capítulo con las indicaciones y con el texto litúrgico de los exorcismos está contenido en el Ritual Romano, y era el último que no había sido revisado tras el Concilio Vaticano II. El texto actual -precisó el cardenal Medina- puede ser usado inmediatamente en lengua latina. Serán después las respectivas Conferencias Episcopales las que lo traduzcan a las lenguas nacionales. Los textos traducidos deberán ser luego sometidos, según la norma canónica, al reconocimiento de la Congregación.
LA EXISTENCIA DEL DIABOLO ES DOGMA DE FE
Sabemos que hay católicos que no han sido formados suficientemente y ponen en duda la existencia del diablo, pero esta realidad pertenece a la fe y a la doctrina de la Iglesia católica. Quien diga que el diablo no existe no está ya en la fe. Así de claro fue el cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, al responder a la pregunta de un periodista que expuso las dudas de muchos cristianos sobre la existencia del diablo.
Sobre el número de endemoniados, los más notables exorcistas, como monseñor Balducci o el mismo padre Amorth, predican prudencia. Las más de las veces -dicen- se trata de casos relacionados con disturbios de naturaleza psiquiátrica. Monseñor Balducci, basado en su experiencia, aventura alguna cifra: Los auténticos «endemoniados» no superan el 5 ó 6 por mil del total de personas que se confían a los exorcistas; índice que sube a no más del 30 por mil para los casos de obsesiones demoníacas, disturbios misteriosos, no clasificables como auténticas posesiones diabólicas. Si el exorcista tiene alguna duda sobre la salud psicológica del poseído, debería consultar a un experto. No es siempre necesario, pero es prudente oir el parecer del psiquiatra. A menudo, las personas sencillas confunden problemas somáticos con el influjo del diablo, pero no todo se debe atribuir al Maligno.
Por otra parte, el padre Amorth sostiene que la actualización de la normativa es también una necesidad, debido al incremento de problemas de exorcismo surgidos a raíz de la difusión en todo el mundo de cultos satánicos, brujería, cartomancia, tarot y otros tipos de magia y extraños ritos asociados al mal. Sin embargo, muchos de estos ritos, practicados por nuevas sectas, sólo son una tapadera más menos pintoresca de grupos dedicados a actividades delictivas o pornográficas
El Prefecto de la Congregación para el Culto Divino explicó que el exorcismo tiene como punto de partida la fe de la Iglesia, según la cual existen Satanás y los otros espíritus malignos, y que su actividad consiste en alejar a los hombres del camino de la salvación. La doctrina católica nos enseña que los demonios son ángeles caídos a causa de su pecado, seres espirituales de gran inteligencia y poder; la potencia de Satanás, sin embargo, no es infinita. No es más que una criatura, potente por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre una criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios.
A este propósito, el cardenal Medina subrayó que el influjo nefasto del demonio y de sus secuaces se ejerce habitualmente a través del engaño, la mentira y la confusión. Si Jesús es la Verdad, el diablo es el mentiroso por excelencia. Desde siempre, desde el principio, la mentira ha sido su estrategia preferida. Engaña a los hombres haciéndoles creer que la felicidad se encuentra en el dinero, en el poder, en la concupiscencia carnal; persuadiéndoles de que no tienen necesidad de Dios y de que son autosuficientes, sin necesidad de la gracia ni de la salvación; incluso haciendo desaparecer el sentido del pecado.
Por estos motivos -siguió el cardenal- toda la Historia humana está atravesada por una tremenda lucha contra las tinieblas. El hombre debe combatir sin descanso para permanecer unido al bien, con la ayuda de la gracia de Dios. La Iglesia, a su vez, está segura de la victoria final de Cristo, y, por ello, no se deja arrastrar por el miedo ni por el pesimismo; pero, al mismo tiempo, es consciente de la acción del Maligno, que trata de desanimarnos y de sembrar la confusión. En este marco encuentran su puesto los exorcismos, expresión importante, pero no la única, de la lucha contra el Maligno.
Hace apenas unos días, el cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, presentó el nuevo rito de los exorcismos del Ritual Romano. Tras cerca de cuatro siglos -y con vistas a la llegada del nuevo milenio-, se renuevan las reglas para combatir al diablo. Según las primeras noticias, se ha podido saber que el nuevo Ritual debería prever una mayor presencia de María en la lucha contra el demonio
El nuevo texto es fruto de años de estudio de una comisión internacional de teólogos, liturgistas y exorcistas, y adapta la práctica exorcista del antiguo Ritual al espíritu de la reforma litúrgica, aprobada por Pablo VI en el Concilio Vaticano II. La versión preliminar fue concluida en 1990 y enviada a todos los obispos del mundo para que éstos hicieran sus comentarios.
Los ritos de exorcismo actualmente en vigor se remontan a las normas aprobadas por el Papa Pablo V en 1614. Son 21 normas que cada exorcista debe observar cada vez que estima que debe liberar a alguien de una o más posesiones diabólicas. Es un conjunto de ritos, oraciones y gestos (como la imposición de manos sobre la cabeza del poseído) introducidos por la fórmula Te exorcizo, que el sacerdote-exorcista debe recitar repetidamente para expulsar al diablo. Ritos, oraciones y gestos que han permanecido fieles a las antiguas fórmulas aprobadas por Pablo V, y que las autoridades vaticanas han querido reformar a la luz de la nueva normativa postconciliar y del nuevo Catecismo.
Quien escribió estos ritos en su tiempo -explica el padre Gabriele Amorth, presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas- los ha experimentado bien, sopesando la repercusión que cada frase tenía sobre las personas endemoniadas; pero hay alguna pequeña laguna que se debe remediar: por ejemplo, en las antiguas normas falta una alusión mariana.
Otras novedades podrían tener connotaciones más técnicas, como por ejemplo la posición que debe asumir el exorcista en el curso del rito: las normas no daban indicaciones a este propósito. Prevén sólo que el exorcista -un sacerdote delegado por el propio obispo-, durante la oración, se refiera a la Cruz del Señor, coloque un extremo de la estola sobre el cuello del paciente y mantenga la mano derecha sobre la cabeza del fiel para poner coto a turbaciones diabólicas.
El nuevo texto se desarrolla en continuidad con el viejo. No hay un verdadero cambio sustancial, ni una ruptura con el texto anterior. Hay cambios que se refieren al lenguaje. Se trata de un lenguaje más sobrio, con menos adjetivos. Además se da más libertad al sacerdote que practica el exorcismo, con una mayor flexibilidad acerca de las oraciones a usar. En resumen, hay una novedad en el estilo, en el lenguaje, más adaptado al mundo en el que vivimos, pero el contenido sigue siendo el mismo, dijo el cardenal Medina.
El capítulo con las indicaciones y con el texto litúrgico de los exorcismos está contenido en el Ritual Romano, y era el último que no había sido revisado tras el Concilio Vaticano II. El texto actual -precisó el cardenal Medina- puede ser usado inmediatamente en lengua latina. Serán después las respectivas Conferencias Episcopales las que lo traduzcan a las lenguas nacionales. Los textos traducidos deberán ser luego sometidos, según la norma canónica, al reconocimiento de la Congregación.
LA EXISTENCIA DEL DIABOLO ES DOGMA DE FE
Sabemos que hay católicos que no han sido formados suficientemente y ponen en duda la existencia del diablo, pero esta realidad pertenece a la fe y a la doctrina de la Iglesia católica. Quien diga que el diablo no existe no está ya en la fe. Así de claro fue el cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, al responder a la pregunta de un periodista que expuso las dudas de muchos cristianos sobre la existencia del diablo.
Sobre el número de endemoniados, los más notables exorcistas, como monseñor Balducci o el mismo padre Amorth, predican prudencia. Las más de las veces -dicen- se trata de casos relacionados con disturbios de naturaleza psiquiátrica. Monseñor Balducci, basado en su experiencia, aventura alguna cifra: Los auténticos «endemoniados» no superan el 5 ó 6 por mil del total de personas que se confían a los exorcistas; índice que sube a no más del 30 por mil para los casos de obsesiones demoníacas, disturbios misteriosos, no clasificables como auténticas posesiones diabólicas. Si el exorcista tiene alguna duda sobre la salud psicológica del poseído, debería consultar a un experto. No es siempre necesario, pero es prudente oir el parecer del psiquiatra. A menudo, las personas sencillas confunden problemas somáticos con el influjo del diablo, pero no todo se debe atribuir al Maligno.
Por otra parte, el padre Amorth sostiene que la actualización de la normativa es también una necesidad, debido al incremento de problemas de exorcismo surgidos a raíz de la difusión en todo el mundo de cultos satánicos, brujería, cartomancia, tarot y otros tipos de magia y extraños ritos asociados al mal. Sin embargo, muchos de estos ritos, practicados por nuevas sectas, sólo son una tapadera más menos pintoresca de grupos dedicados a actividades delictivas o pornográficas
El Prefecto de la Congregación para el Culto Divino explicó que el exorcismo tiene como punto de partida la fe de la Iglesia, según la cual existen Satanás y los otros espíritus malignos, y que su actividad consiste en alejar a los hombres del camino de la salvación. La doctrina católica nos enseña que los demonios son ángeles caídos a causa de su pecado, seres espirituales de gran inteligencia y poder; la potencia de Satanás, sin embargo, no es infinita. No es más que una criatura, potente por el hecho de ser espíritu puro, pero siempre una criatura: no puede impedir la edificación del Reino de Dios.
A este propósito, el cardenal Medina subrayó que el influjo nefasto del demonio y de sus secuaces se ejerce habitualmente a través del engaño, la mentira y la confusión. Si Jesús es la Verdad, el diablo es el mentiroso por excelencia. Desde siempre, desde el principio, la mentira ha sido su estrategia preferida. Engaña a los hombres haciéndoles creer que la felicidad se encuentra en el dinero, en el poder, en la concupiscencia carnal; persuadiéndoles de que no tienen necesidad de Dios y de que son autosuficientes, sin necesidad de la gracia ni de la salvación; incluso haciendo desaparecer el sentido del pecado.
Por estos motivos -siguió el cardenal- toda la Historia humana está atravesada por una tremenda lucha contra las tinieblas. El hombre debe combatir sin descanso para permanecer unido al bien, con la ayuda de la gracia de Dios. La Iglesia, a su vez, está segura de la victoria final de Cristo, y, por ello, no se deja arrastrar por el miedo ni por el pesimismo; pero, al mismo tiempo, es consciente de la acción del Maligno, que trata de desanimarnos y de sembrar la confusión. En este marco encuentran su puesto los exorcismos, expresión importante, pero no la única, de la lucha contra el Maligno.
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