LAS PREGUNTAS SON LA RESPUESTA
LAS PREGUNTAS
Lo importante es no dejar de preguntar. La curiosidad tiene sus propias razones de ser.
Uno no puede más que apocarse cuando contempla los misterios de la eternidad, de la vida, de la maravillosa estructura de la realidad. Basta con tratar de comprender una pequeña parte del misterio cada día. Jamás hay que perder la santa curiosidad.
ALBERT EINSTEIN
Las preguntas son los rayos láser de la conciencia humana. Con su poder puedes atravesar cualquier dificultad u obstáculo.
¿Cuál es la diferencia principal entre aquellos que tienen éxito y los que no? Sencillamente, la gente con éxito se planteó preguntas mejores y, en consecuencia, obtuvo respuestas mejores. En los comienzos del automóvil, centenares de personas se plantearon fabricarlos pero fue Henry Ford quien destacó al preguntarse: «¿De qué manera podría conseguir su producción en serie?». Millones sufrieron en la Europa del Este el yugo férreo del comunismo, pero fue Lech Walesa quien tuvo el valor de preguntarse: «¿Cómo puedo elevar el nivel de vida de los hombres y mujeres que trabajan en este país?».
¿Dónde te llevarían tus preguntas si dejaras que tu imaginación cabalgara libremente?
¿Estás de acuerdo o no con la siguiente afirmación?: El pensamiento no es más que un proceso de hacer y contestar a preguntas. Para poder responder a esto, ¿no tuviste que preguntarte si la afirmación es cierta o si estás de acuerdo con ella?
La mayoría de los procesos mentales —desde la evaluación (¿cómo es eso?) y la imaginación (¿sería posible?) hasta la decisión (¿qué he de hacer?)— implica el planteamiento y contestación de una serie de preguntas. Si, por lo tanto, deseamos cambiar nuestra calidad de vida, debemos cambiar las preguntas que solemos hacernos a nos otros mismos y a los demás
Los niños son los campeones absolutos de las preguntas. ¿Qué ganarías si imitaras la inocencia y la curiosidad de los niños, completamente decididos a obtener respuestas?
La obra de mi vida es el resultado del planteamiento continuo de preguntas. ¿Qué impulsa a la gente a hacer lo que hace? ¿Qué ha permitido que algunas personas alcancen el éxito aunque contaran con menos recursos que otras? ¿Cómo podríamos conseguir los mismos resultados? ¿Cómo obtener cambios con más facilidad y rapidez que antes? ¿Cómo podemos mejorar la calidad de vida de todos?
¿Cuáles son las preguntas principales que dan forma a tu vida en este momento?
Las preguntas de calidad generan una vida de calidad. Las empresas tienen éxito cuando los encargados de tomar decisiones se plantean las preguntas adecuadas acerca de las líneas de producción, la dinámica de los mercados o las estrategias a seguir. Las relaciones humanas prosperan cuando la gente se hace las preguntas adecuadas sobre los conflictos potenciales y cómo apoyarse mutuamente en lugar de ensañarse el uno con el otro. Las comunidades se benefician cuando sus líderes hacen las preguntas correctas acerca de lo que es más importante y buscan la manera de que los ciudadanos colaboren en la consecución de objetivos comunes.
Sea cual sea el área de tu vida que deseas mejorar, hay preguntas que te pueden aportar las respuestas adecuadas, soluciones que te impulsarán a ti y a tus seres queridos hacia un grado mayor de éxito y disfrute. ¿Te hace falta preguntarte acerca de la calidad de tu vida, de tus compromisos y de tu contribución a la sociedad?
Las preguntas desencadenan un efecto progresivo cuyo impacto es mucho mayor de lo que podamos imaginar. El cuestionamiento de nuestros límites derriba muros... muros entre empresas, entre personas y hasta entre países. Todo progreso humano viene precedido por preguntas nuevas.
¿Qué nueva pregunta podrías plantearte para encontrar respuestas nuevas que mejoren tu vida ya?
No cabe duda de que nuestra mente tiene una capacidad fenomenal. De hecho, si quisiéramos almacenar nuestra capacidad mental en un lugar físico, harían falta dos edificios del tamaño del World Trade Center.
Pero sin la capacidad de encontrar y utilizar todo lo que está almacenado, este potencial resulta inútil. ¿Qué es lo que te permite recuperar lo que deseas de tus bases de datos particulares? El poder imperioso de las preguntas. Con frecuencia, nuestro fracaso a la hora de aprovecharnos de nuestra experiencia pasada no se debe tanto a un fallo de memoria como a nuestra incapacidad de plantearnos las preguntas adecuadas.
Tu ordenador mental esté siempre preparado para servirte y, sea cual sea la pregunta que le presentas, no cabe duda de que tendrá una respuesta. Si haces malas preguntas —«Por qué meto siempre la pata?»-—— obtendrás malas respuestas. Si, por otro lado, tus preguntas son útiles —«¿Cómo podría usar esto?»— las respuestas te conducirán automáticamente hacia la solución que buscas.
A preguntas nuevas, respuestas nuevas. ¿Qué pregunta positiva podrías plantearte ahora mismo a ti o a la persona que quiere?
La fuerza de las preguntas brillantes queda ilustrada por mi buen amigo W. Mitchell. Después de un accidente que le causó quemaduras en todo el cuerpo y la paralización de sus piernas, se negó a sentir lástima de sí mismo. «¿Qué me queda aún?», se preguntó. «¿De qué soy capaz ahora, aún más que antes del accidente? ¿Cómo podré ayudar a los demás gracias a lo que me ha pasad ?»
En el hospital, conoció a una enfermera que se llamaba Annie y se sintió inmediatamente atraído por ella, Con el cuerpo desfigurado por las quemaduras y paralizado de cintura para abajo, tuvo la increíble audacia de preguntarse:
«¿Cómo podría conseguir una cita con ella?». Pronto estaban casados.
¿Qué preguntas te harías ahora mismo si no temieras la posibilidad de fracasar o ser rechazado?
Cuando alguien se resiste a comprometerse en una relación de pareja, puede que se plantee preguntas que generan dudas, por ejemplo: «¿Y si pudiera encontrar a alguien mejor? ¿Y si salgo perdiendo comprometiéndome con esta persona?». Esto le impide disfrutar de lo que realmente tiene, ¿Qué pasaría si se preguntara esto otro?: «¿Qué he hecho yo para merecer una relación tan buena?», «¿Qué es lo que más me gusta de ti?», «¿Cuánto se enriquecerán nuestras vidas por esta relación?».
¿Qué preguntas podrías hacerte acerca de ti mismo y de tu pareja que os hicieran sentir como las personas más afortunadas del mundo?
Por grandes que sean nuestros logros, siempre habrá momentos en que encontraremos escollos en nuestro progreso personal y profesional. No es una cuestión de tener problemas o no sino de cómo te vas a enfrentar a ellos cuando surjan. Estudia esta lista de preguntas para cambiar tu actitud ante las cosas y aprender a estar abierto a soluciones.
LAS PREGUNTAS QUE
RESUELVEN PROBLEMAS
1) ¿Cuáles son los rasgos importantes de este problema?
2) ¿Qué queda por perfeccionar?
3) ¿Qué estoy dispuesto a hacer para que las cosas sean como yo deseo?
4) ¿Qué estoy dispuesto a dejar de hacer para que las cosas sean como yo deseo?
5) ¿Cómo puedo disfrutar del proceso de hacer lo necesario para conseguir lo que deseo?
¿Qué permitió a Donald Trump hacer una fortuna en negocios inmobiliarios? Desde luego, una de las claves debió ser su procedimiento de evaluación. A la hora de valorar las propiedades que parecían ofrecer tremendas posibilidades de ganancias, se preguntaba: «¿Cuáles son los inconvenientes? ¿Qué es lo peor que podría suceder y, en caso de producirse, podría afrontarlo?». Si descubría que era capaz de hacer frente a lo peor, seguía adelante; los aspectos fáciles cuidarían de sí mismos.
Cuando Trump empezó a tener problemas, los observadores notaron que había empezado a considerarse invencible y ya no se hacía las preguntas acostumbradas. Recuerda: no son sólo las preguntas que te haces sino también las que no te haces las que dan forma a tu destino.
Las preguntas que te hagas continuamente pueden producirte ansiedad o placer, indignación o inspiración, desesperación o pura magia. Hazte aquellas preguntas capaces de levantar tu estado de ánimo e impulsarte hacia el camino de la excelencia,
Si has tratado repetidamente -—y sin éxito— de perder peso, ¿no será que te planteabas las preguntas equivocadas? «¿Qué puedo comer para estar lleno?» o «¿Qué es lo más dulce y sabroso que podría comer?»
Qué pasaría si te preguntaras: «¿Qué es lo más nutritivo?», «¿Qué plato ligero y delicioso podría prepararme para llenarme de energía?», «¿Es esto bueno para el cuerpo o me sentará como una piedra?».Y si eres de los que se atiborran:
«¿A qué cosas tendré que renunciar si corno todo esto?», «¿Qué precio tendré que pagar si cedo a esta tentación?».
Un único cambio en el tipo de preguntas que te sueles hacer puede incidir profundamente en tu calidad de vida. Y lo hará.
Las preguntas cambian deforma inmediata nuestro centro de atención y, por lo tanto, nuestra forma de sentir. ¿No ha momentos queridos de tu vida que, de volver a acordarte de ellos, te harían sentir inmediatamente muy bien? Quizá se trate del día en que te independizaste de tu familia, del nacimiento de tu primer hijo o de aquella conversación que tuviste con un amigo y que te dio la confianza para apuntar alto en tu vida. Preguntas como:
«De qué cosas puedo estar agradecido?» o «Qué es lo más maravilloso en mi vida ahora mismo?» nos llevan a rememorar aquellos preciosos momentos y no sólo nos hacen sentirnos mejor sino que nos permiten dar más a los que nos rodean.
Hay una gran diferencia entre una pregunta y una afirmación. Ya puedes repetir todo el día «soy feliz, soy feliz, soy feliz». Tu sensación de certeza no será tan firme como si te plantearas preguntas como: «¿Qué es lo que me hace tan feliz? ¿De qué podría sentirme feliz en este momento? ¿Cómo sería este sentimiento?». En lugar de «hincharte» sin más, las preguntas orientan tu centro de atención te ayudan a pensar en razones verdaderas e inspiradoras por las que sentir la felicidad, En vez de hacer una simple afirmación, estarás experimentando un auténtico cambio en tu estado emocional, algo real, algo duradero.
¿Cómo mejorar tu vida deforma inmediata? Descubriendo y amoldando las preguntas habituales que se hacen las personas que respetas. Si ves a alguien verdaderamente feliz, te puedo garantizar que la razón es una: esta persona se centra siempre en lo que la hace feliz y se plantea siempre preguntas acerca del cómo serlo aún más. Los que tienen éxito económico se hacen preguntas distintas cuando consideran una inversión que aquellos que sólo consiguen pequeñas ganancias.
El éxito en cualquier área de tu vida está tan cerca como la pregunta que copias de alguien que ya experimenta lo que tú tanto deseas Recuerda: ¡pide y recibirás
Uno de los principales ingredientes del éxito es la disposición para recibir respuestas. Cuando Walt Disney creaba su Reino Encantado, tenía una forma única de pedir ayuda. Dedicaba una pared entera a la presentación de todas las fases de su proyecto e invitaba a todos los que trabajaban con él a responder a la pregunta: «¿Cómo podríamos mejorarlo?». Disney tenía así acceso a los recursos combinados de toda una armada creativa, y la calidad de los resultados era equivalente a la de las colaboraciones ofrecidas.
No hace falta estar al frente de una empresa líder para sacar provecho de este procedimiento. ¿Cómo orientar tu atención hacia direcciones nuevas? ¿Cuáles de las personas con las que tratas a diario podrían ofrecerte ideas enriquecedoras (si sólo se las pidieras)?
Las respuestas que obtenemos dependen e las preguntas que estamos dispuestos a hacer. Es cuestión de descubrir las preguntas concretas que nos darán acceso a niveles más ricos. Si, por ejemplo, el progreso y el aprendizaje son importantes, la pregunta más eficaz para romper los esquemas emocionales negativos sería: «¿Cómo podría utilizar esta situación para conseguir mejores resultados en el futuro?».
En momentos especialmente difíciles, podríamos preguntar: «¿Tendrá esto importancia dentro de diez años?».
El modo más rápido de resolver las diferencias personales y de expresar sentimientos de comprensión, sería una pregunta como esta: «¿Qué otros factores influyen en el comportamiento de esta persona? Y yo, ¿cómo podría ayudarla?».
Los seres humanos son maravillosas «criaturas borradoras». De todas las cosas que vernos en cualquier momento dado sólo podemos dedicar nuestra atención a un número muy limitado.
Haciendo una pregunta, a ti mismo o a otra persona, puedes cambiar tu foco de atención al instante. Por ejemplo, una pregunta como: «Se te ha ocurrido pensar en el impacto que va a tener lo que acabarnos de crear?» puede conseguir que tu compañero de trabajo o miembro de tu equipo borre inmediatamente de su merite todos los problemáticos detalles del proyecto y se centre en los beneficios a largo plazo.
¿Conoces a alguien que pudiera beneficiarse realmente de este tipo de impulso?
El que busca, encuentra. Una prueba te lo demostrará. Allí donde estés, mira a tu alrededor y pregúntate: «¿Qué cosas hay aquí de color marrón?». Haz un apunte mental de todos los objetos marrones.
Después, cierra los ojos y trata de recordar todos los objetos... verdes. ¡Ya será bastante difícil si el espacio que te rodea te es conocido; si te encuentras en un lugar no familiar, será decididamente una hazaña! Recordarás fácilmente todo lo que es marrón pero te quedarás en blanco cuando se trata de lo verde.
Para terminar, abre los ojos y fíjate en todos 105 objetos verdes. ¡Verás que todos saltan a la vista enseguida! Recuerda: el que busca encuentra. Ten claro qué es lo que buscas.
El que consideremos algo posible o imposible depende de las preguntas que nos hagamos al respecto. Las palabras concretas que formulan la pregunta y el orden por el que se enlazan pueden llevarnos a no considerar siquiera determinadas posibilidades o de dar otras por sentado. Si, por ejemplo, nos preguntamos: «¿Por qué me saboteo siempre a mí mismo?» parece que ponemos en marcha un mecanismo de profecía cumplida. Damos por supuesto que, realmente, siempre nos saboteamos, cuando es posible que no sea así en absoluto.
Aprende a prejuzgar con ventaja. Busca referencias que apoyen ideas nuevas y positivas. Pregúntate: «¿De qué manera puede esta experiencia perfeccionar mis conocimientos?», o «¿Cómo podrá esta experiencia común fortalecer nuestra relación?».
Las preguntas generan respuestas allí donde aparentemente no hay respuesta posible.
En los principios de mi carrera profesional, uno de mis socios defraudó una gran suma de dinero. En vez de declarar la quiebra (como todos me aconsejaban), me pregunté: «¿Cómo puedo dar la vuelta a la situación? ¿Cómo puedo conseguir que mi empresa tenga mayor impacto que antes? ¿Cómo puedo ayudar a la gente incluso mientras duerma?». Aquellas preguntas me llevaron a crear una división de franquicias y una serie de anuncios televisivos que ayudaron a mejorar la vida de millones de personas.
¿Qué haces si no encuentras enseguida las respuestas que buscas? ¿Abandonas o sigues preguntando de mil formas distintas, hasta conseguir lo que necesitas?
Crea un ritual de éxito cotidiano para ti. Cada mañana, encuentra al menos dos o tres respuestas distintas a las siguientes preguntas, saboreando las emociones positivas que te inspiran. Si alguna pregunta te causa dificultades, añádele el condicional «podría». Si, por ejemplo, no puedes responder a la pregunta: »Qué es lo que me hace más feliz en la vida?», reformúlala de esta manera: ¿Qué podría hacerme más feliz si yo quisiera?».
LAS PREGUNTAS POSITIVAS DE LA MAÑANA
1) ¿Qué es lo que me hace feliz en la vida? ¿Qué aspecto de ello me hace feliz? ¿Cómo me siento al respecto?
2) ¿Qué es lo que más me ilusiona? ¿Qué aspecto de ello me hace ilusión? ¿Cómo me siento al respecto?
LAS PREGUNTAS POSITIVAS DE LA MAÑANA (continuación)
3) ¿De qué me siento orgulloso en la vida? ¿Qué aspecto de ello me hace sentir orgulloso? ¿Cómo me siento al respecto?
4) ¿De qué estoy agradecido en la vida ¿Qué aspecto de ello agradezco mas? ¿Cómo me siento al respecto?
5) ¿De qué disfruto más en la vida? ¿De qué aspecto de ello disfruto más? ¿Cómo me siento al respecto?
6) ¿Cuáles son mis compromisos en la vida? ¿Con qué aspecto estoy comprometido? ¿Cómo me siento al respecto?
7) ¿A quién amo? ¿Quién me ama? ¿Qué me hace amar? ¿Cómo me siento al respecto?
A continuación, aprenderás cómo sacar más rendimiento de este ritual cotidiano del éxito
Una continuación excelente de las Preguntas Positivas de la Mañana son las tres Preguntas Positivas de la Tarde, una lista pensada para poner en perspectiva los acontecimientos del día. Ya que te has estado haciendo preguntas todo el día, ¿por qué no plantearte algunas que te levanten el ánimo antes de ir a la cama?
LAS PREGUNTAS POSITIVAS DE LA TARDE
1) ¿Qué he dado de mí este día? ¿De qué maneras he contribuido?
2) ¿Qué he aprendido hoy? ¿Qué nuevas distinciones he hecho?
3) ¿En qué sentido ha mejorado la calidad de mi vida este día? ¿Cómo puedo invertir el día de hoy en beneficio de mi futuro?
4) (Opcional: repite las Preguntas Positivas de la Mañana.)
Lo único que puede poner límites a tus preguntas es tu opinión acerca de lo que es posible o no. Una de mis convicciones centrales que ha dado forma positiva a mi destino es:
Si sigo planteándome una pregunta, no cabe duda de que recibiré una respuesta. Como en el juego Jeopardy; las respuestas están ahí; sólo tienes que encontrar la pregunta adecuada.
¿Qué preguntas te sería útil hacerte con regularidad? Dos de mis favoritas son, a la vez, las más sencillas y las más inspiradoras: «¿Qué tiene esto de especial? ¿Cómo podría utilizarlo?». La primera pregunta diluye cualquier posible predisposición negativa y me recuerda que podemos dar el significado que deseemos a cualquier experiencia. La segunda me ayuda a centrarme en el «cómo» en lugar de en el «por qué» en las soluciones y los beneficios en vez de en aquello que no tiene respuesta.
¿Qué par de preguntas podrías empezar a hacerte para cambiar tus actitudes y descubrir tus propios recursos? Añádelas a tus Preguntas Positivas de la Mañana, para que pasen a formar parte de tu ritual cotidiano del éxito,
Una pregunta sencilla que puede significar mucho me fue sugerida por Leo Buscaglia, quien tanto ha contribuido en el campo de las relaciones humanas Cuando era un chico joven, su padre le preguntaba cada noche: «¿Qué has aprendido hoy?». El chico sabía que necesitaba tener una res— puesta... una buena respuesta. Si no había aprendido nada interesante en el colegio, buscaba en la enciclopedia. Al cabo de las décadas, Leo aún no es capaz de ir a la cama sin haber aprendido algo nuevo y valioso durante el día.
¿En qué se beneficiaría tu vida, o la vida de tus hijos, si añadieras esta pregunta —u otra parecida— a tu rutina diaria? ¿Cómo podrías convertir este proceso en algo tan fundamental como comer o dormir?
Llegará el momento en que debas dejar de hacerte preguntas para pasar a la acción. Preguntas como «¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Cuál es mi mayor compromiso? ¿Por qué estoy aquí?», son muy positivas pero si te angustias por encontrar la respuesta perfecta, no irás muy lejos. Normalmente, la respuesta visceral a Cualquier pregunta es la más fiable, la que debería servirte de guía para actuar. Para obtener, pues, resultados, decide qué es lo más importante para ti—al menos de momento— y utiliza tus fuerzas para perseguirlo y empezar a cambiar tu calidad de vida.
domingo, 7 de febrero de 2010
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