Después del invierno siempre llega la primavera; tras un período de increíble aprendizaje de vida, hoy tengo ganas de escribir, de escribir sobre la vida, sobre mis sueños, esos que se prohibe no cumplir, aquellos a los que tanto miedo le he tenido, porque sí. Uno se acostumbra a pensar que las cosas no se cumplirán, pero sin esfuerzo, sin coraje, sin fortaleza interna es evidente que nada de lo que soñamos podrá cumplirse. A un año de empezar mi practica budista he encontrado mi prueba real, no es que se cumplieron sueños materiales, ni emocionales, ni metas logradas, es sólo que por fin me encontré conmigo mismo, con el, el del espejo, visto , sólo era necesario desempañar el espejo para observarlo totalmente, había estado allí presente durante toda mi vida, pero no tenía la fortaleza ni las herramientas para verlo como debe ser. Sí, pasaron cosas fuertes, y seguirán pasando, la felicidad no consiste en no tener problemas, la verdadera felicidad se encuentra en absorver el mayor aprendizaje de cada experiencia vivida, de cada paso andado, de cada caída a la que nos sobreponemos, la felicidad de saberse firme, fuerte y ser humano, es la paz interior, encontrarte con tu corazón y pulirlo en cada momento de tu vida, entregar a cada instante lo mejor de ti mismo, se necesita disciplina y valentía, fuerza, optimismo combatiente, confianza en que a cada instante es la oportunidad perfecta para comenzar, que el sabotaje se quedo en la estación anterior, y que cuando regresa a visitarte, esa oscuridad que pretende atraparte sólo puedes vencerla a través de ti mismo, no me abraces oscuridad, porque el sol sale cada mañana y eso no se pone en duda, hay lugares donde tarda en anochecer, y existen días largos pero no conozco un lugar donde oscurezca más de lo que se ilumina en 24 horas, si, definitivamente todas estas sensaciones vienen cargadas del daimoku, de mi practica, mi estudio y la fe que tengo en el budismo de Nichiren Daishonin, es donde encuentro la fuerza para mantener mi vida en un estado elevado, es la felicidad de saber que merezco y que debo trabajar cada día en mi felicidad y en la de aquellos que me rodean. Daisaku Ikeda dice "La transformación que surge en un individuo puede cambiar no sólo su propio destino, sino el de toda una nación y también el de toda la humanidad", esa fue la primera frase que me impactó, y será mi lema por un largo tiempo. Todos tenemos la capacidad de iluminar nuestra vida y la de los demás, de ahora en adelante le devociono mi vida a la naturaleza, al universo, a mi entorno, a la vida, entendiento que mi presente es el resultado de mis causas en el pasado y que mi futuro será el reflejo de mi presente, quiero seguir vibrando al ritmo de mi propia vida, dando lo mejor de mi y entregando (me) lo que mejor se dar, mi esencia y todo mi potencial.
NAM MIOJO RENGUE KIO!!!
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