HISTORIA Y TRADICIÓN ROSACRUZ
La historia de los Rosacruces se pierde en la noche de los tiempos. La Orden Rosacruz es heredera espiritual de las antiguas Escuelas de los Misterios que florecieron en Egipto, Babilonia, Grecia y Roma, y tal vez anteriormente.
No obstante, según declaran nuestros archivos Rosacruces, un movimiento particular se produjo en las Escuelas Iniciáticas del siglo XIV, del cual deriva la actual técnica Rosacruz, tal y como es relatado en tratados Rosacruces cómo la Fama Fraternitatis, en la Confessio Rosae Crucis, y en otras publicaciones y manifiestos de nuestra Orden. Se encuentran muchas referencias a la Orden Rosacruz y a su establecimiento en muchos países de Europa en los siglos XVII y XVIII, y muchos personajes célebres y grandes benefactores de la Humanidad pertenecieron a la Orden Rosacruz.
Raimundo Lulio, Newton, Miguel Servet (conocido como defensor de la libertad de conciencia) Leibnitz, Leonardo da Vinci, Descartes, Paracelso, Beethoven y muchos otros personajes que destacaron en todas las ramas del saber y se enorgullecieron de su afiliación a la Orden Rosacruz.
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Dicen las crónicas Rosacruces que, hace más de seiscientos años, un joven llamado Christian Rosenkreutz, ansioso de conocimiento, emprendió un viaje hacia tierras de Oriente.
Llegado a la ciudad simbólica de Damcar fue recibido por los Sabios de la misma y allí le transmitieron sus secretos, que él desarrolló y mejoró, después de algunos años de estudios en los que tuvo acceso al LIBER MUNDI, donde se pueden desentrañar los misterios más profundos de la Naturaleza.
Luego regresó a Europa, pasando primero por España donde, lo mismo que en otros piases, sus conocimientos no fueron completamente comprendidos, por lo que se dirigió a tierras de Germania (simbólicamente significa Tierra de la Hermandad) y estableció la primera Casa del Espíritu Santo.
Allí transmitió a sus discípulos y sucesores la sabiduría que había adquirido en Oriente y, cuando sus discípulos estuvieron preparados, se expandieron por todo el mundo para transmitir la Luz que habían recibido.
A edad muy avanzada, falleció Christian Rosenkreutz siendo enterrado en una tumba completamente desconocida por todos, según establecían las normas de la Hermandad.
Uno de los Hermanos de la misma, haciendo unas obras de reforma en la Casa del Espíritu Santo, descubrió la entrada de la tumba del Maestro.
Una vez abierta encontraron en ella, tanto por su construcción muy reveladora en su simbolismo, como por manuscritos y documentos allí conservados, la Sabiduría que permitía restablecer de nuevo la Orden.
Esta historia simbólica que hemos relatado revela uno de los grandes enigmas que han dejado perplejos a muchos historiadores que han pretendido conocer más acerca de nuestra Orden.
En algunos momentos de la Historia la vemos aparecer, pujante, en uno o varios países y, después, desaparecer sin dejar rastro hasta volver a aparecer de nuevo en otro país. No sólo en la crónica titulada Fama Fraternitatis, sino también en otros tratados Rosacruces, se recoge la norma de que la Orden debería estar activa e inactiva en ciclos progresivos que variaba entre los cien y los ciento veinte años.
Los Rosacruces, profundos conocedores de la Naturaleza, saben y comprenden que todo se desarrolla por ciclos. Todo nace, crece, se reproduce y muere, para volver a repetir el mismo ciclo una y otra vez. Como referencia directa tenemos las diferentes estaciones del año.
De acuerdo con este principio es necesario que la Orden Rosacruz se ajuste a los ciclos de la Naturaleza; por lo tanto, cada cierto tiempo, como norma de funcionamiento interno desde hace ya muchos siglos, la Orden aparece y desaparece según los ciclos mencionados, siendo su manifestación cada vez más perfecta y adaptada a su tiempo. Por esta razón cíclica, la Tumba Simbólica de Christian Rosenkreutz ha sido abierta de nuevo para sacar a la luz los tesoros del conocimiento Rosacruz, y ofrecerla a los sinceros buscadores de una manera práctica y moderna, perpetuándose por medio de la Orden Rosacruz.
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